Nido de golondrina: cómo lo hacen y dónde

Las golondrinas han aprendido a convivir muy cerca de las personas. Aunque en la naturaleza suelen aprovechar acantilados, cuevas o taludes, han desarrollado preferencia por construir sus nidos en estructuras humanas que les ofrecen seguridad y soporte, como aleros de techos, vigas, establos o puentes. En estos lugares encuentran superficies protegidas de la lluvia y el viento, lo que aumenta las posibilidades de que sus crías sobrevivan.

Algunas especies construyen pequeños nidos en forma de cuenco, mientras que otras prefieren ocupar agujeros en árboles o edificaciones, aprovechando los huecos ya existentes para resguardarse. Este comportamiento demuestra la gran capacidad de adaptación de las golondrinas, que han sabido transformar los espacios creados por el ser humano en auténticos refugios para su reproducción. Las especies de los géneros Hirundo, Ptyonoprogne, Cecropis, Petrochelidon, Atticora y Delichon son las que construyen con barro sus nidos.

Las golondrinas construyen sus nidos con bolitas de barro que recogen y adhieren a paredes, vigas u otras superficies. Mientras levantan la estructura, mezclan el barro con tallos de hierba para darle mayor firmeza. Una vez terminado, recubren el interior con hierba fina, pelos de caballo, hebras de algas y plumas, generalmente de aves domésticas. Cada nido puede estar formado por cientos de bolitas de barro, recolectadas en numerosos viajes, hasta completar una estructura sólida y segura donde incubarán sus huevos y criarán a sus polluelos.

En el caso de las especies que construyen, el nido de las golondrinas tiene forma de copa hecha de barro: a veces semicircular cuando se adhiere a una pared vertical, y completa cuando cuenta con un soporte debajo. Sus paredes miden alrededor de 2,5 cm de grosor, con un diámetro exterior de unos 13 cm y un interior de aproximadamente 7,5 cm de ancho por 5 cm de profundidad. El interior se reviste con hierbas, pelos, algas y plumas, lo que lo convierte en un espacio cómodo y seguro para los huevos y polluelos.

La construcción del nido comienza después de que la pareja llega al sitio de cría. Ambos sexos participan en la tarea, aunque la hembra suele tener un papel más activo. Los pasos que suelen seguir son estos:

1. Primero recogen barro con el pico, a veces mezclado con tallos de hierba, y lo adhieren a la pared o al soporte elegido.
2. El proceso inicia con una plataforma estrecha, suficiente para que puedan posarse.
3. Luego se levantan los lados de la estructura.
4. Finalmente, el interior se reviste con los materiales mencionados anteriormente.

Sí, principalmente las golondrinas comunes reutilizan nidos de años anteriores, lo que está asociado a la disponibilidad de espacios de calidad para la reproducción. Se ha observado que entre el 45 % y el 62 % de las primeras nidadas se colocan en nidos antiguos, mientras que la reutilización en segundas nidadas varía entre el 45 % y el 81 %, según la región. Para reutilizarlos, las golondrinas únicamente añaden un poco de barro fresco donde sea necesario y reemplazan algunas plumas.

El tiempo que tarda una golondrina en construir su nido depende de si es nuevo o reutilizado, así como de las condiciones climáticas. Para un nido nuevo, el promedio varía entre 6 y 15 días, aunque puede prolongarse si el clima es adverso. La construcción se realiza en varias etapas:

1. Primero se hace la base, lo que dura entre 1 y 4 días.
2. Luego se levantan los lados con barro, un proceso que puede tardar entre 3 y 14 días.
3. A continuación, se añade el revestimiento de hierba, con un tiempo de 1 a 5 días.
4. Finalmente se coloca el acolchado de plumas, lo que requiere entre 1 y 3 días.

Los nidos reutilizados de años anteriores requieren menos tiempo, entre 2 y 5 días, ya que solo se agrega barro fresco y algunas plumas nuevas.

La destrucción del nido de una golondrina puede tener un impacto directo en la reproducción de la especie, especialmente si ya contiene huevos o polluelos. Según la especie, el ciclo reproductivo tiene una duración determinada, y en las que realizan migraciones, este factor es aún más crítico. Por ello, eliminar el nido de estas aves interfiere directamente en su proceso reproductivo y puede significar que no se reproduzcan durante toda una temporada.

Si encuentras un nido en tu casa, lo más importante es causarle el menor impacto posible, por lo que no debes tocarlo ni destruirlo. Algunas recomendaciones principales incluyen mantener la distancia siempre que sea posible. Si los excrementos representan un inconveniente, puedes colocar un contenedor para recogerlos y, en caso de que sea estrictamente necesario retirar el nido, esperar a que los polluelos se independicen antes de moverlo.

Aquí te contamos más detalles: "¿El nido de golondrina está protegido?".

Tener un nido de golondrina en casa ha sido considerado durante siglos un símbolo de buena suerte y de la llegada de la primavera. En Europa, estas aves han convivido estrechamente con los humanos durante más de 2.000 años, lo que las hace muy conocidas y apreciadas. Existen numerosas leyendas que resaltan su vínculo con la protección y la fortuna. Por ejemplo, se dice que intentaron consolar a Cristo en la cruz y que sus colas se bifurcaron por intervenir en asuntos divinos. Además, se cree que remover un nido puede traer mala suerte, afectando desde los animales de granja hasta la seguridad de la casa.

Aunque tanto golondrinas como vencejos pertenecen al grupo de aves insectívoras adaptadas al vuelo, sus nidos presentan diferencias claras. La golondrina común construye un nido de barro en forma de media copa o completo, generalmente bajo aleros, vigas o repisas. Sus nidos son reutilizables y, con frecuencia, forman colonias grandes. En cambio, los vencejos hacen nidos principalmente en cavidades naturales o grietas, utilizando menos barro y más plumas y materiales ligeros. Sus nidos suelen ser más pequeños, compactos y adaptados a espacios estrechos.

Aquí te contamos más diferencias entre estas aves: "Diferencias entre golondrina, vencejo y avión".

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