Curiosidades de los tiburones

El mundo de los tiburones es tan diverso que sorprende pensar en sus diferencias de tamaño. En un extremo está el diminuto tiburón linterna enano (Etmopterus perryi), habitante de aguas profundas que apenas alcanza los 17 cm de longitud, más pequeño que una regla escolar. En el otro se encuentra el majestuoso tiburón ballena (Rhincodon typus), considerado el pez más grande del planeta, capaz de llegar a unos 12 m. Entre estos dos extremos existe una gran variedad de especies, lo que refleja la increíble capacidad de adaptación de estos animales a distintos ambientes marinos.

Aunque la mayoría de los tiburones se asocia con el mar, existen algunas especies capaces de aventurarse en ríos y estuarios, ya que son eurihalinas, es decir, su organismo puede regular el equilibrio de sal y agua en su cuerpo, lo que les permite sobrevivir tanto en ambientes marinos como en agua dulce. Uno de los más conocidos es el tiburón toro (Carcharhinus leucas), que puede habitar tanto en aguas costeras como adentrarse en ríos, donde las hembras suelen dar a luz y las crías permanecen protegidas durante varios años. Otro ejemplo es el tiburón de río del norte (Glyphis garricki), que se encuentra en hábitats turbios de ríos tropicales, desde juveniles hasta adultos. Estas adaptaciones demuestran la asombrosa capacidad de ciertos tiburones para sobrevivir en ambientes muy distintos.

El mundo de los tiburones no solo sorprende por su tamaño, sino también por su dieta. Muchas especies son depredadores de ápice, lo que significa que ocupan la cima de la cadena alimenticia. Entre ellos destacan el tiburón blanco (Carcharodon carcharias), el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) y el gran tiburón martillo (Sphyrna mokarran), capaces de cazar peces, tortugas e incluso otros tiburones. En contraste, existen gigantes pacíficos como el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), que se alimentan filtrando diminutas partículas de plancton mientras nadan con la boca abierta. Aquí encontrarás todas las especies: "Tipos de tiburones".

Una de las curiosidades de los tiburones más fascinante es su dentadura. A diferencia de otros animales, sus dientes no están soldados a la mandíbula, sino incrustados en las encías, lo que les permite renovarlos constantemente a lo largo de su vida. De esta forma, mientras unos dientes caen, otros avanzan desde atrás para ocupar su lugar. Se estima que algunas especies pueden llegar a perder miles de dientes a lo largo de su existencia.

La forma de los dientes revela mucho sobre la dieta de los tiburones:

• Los que se alimentan de crustáceos poseen dientes planos y resistentes, ideales para triturar.
• Los que cazan peces presentan dientes finos y puntiagudos para sujetarlos.
• Los grandes depredadores, como el tiburón blanco, combinan dientes inferiores afilados con superiores triangulares y serrados para desgarrar la carne.
• Las especies filtradoras, como el tiburón peregrino, tienen dientes diminutos y prácticamente sin función, ya que dependen del plancton como principal fuente de alimento.

Los tiburones desafían las normas que siguen la mayoría de los peces. A diferencia de los peces óseos, no cuentan con una vejiga natatoria llena de gas que les ayude a flotar. En su lugar, dependen de un hígado enorme, que puede representar hasta un tercio de su peso corporal y que está repleto de aceites ricos en escualeno, además de un esqueleto de cartílago más liviano que el hueso. Sin embargo, este sistema no es suficiente por sí solo, por lo que necesitan mantenerse en movimiento para no hundirse. Por ello, nadan incluso mientras duermen, como te explicamos aquí: "¿Cómo duermen los tiburones?".

Algunas especies han desarrollado estrategias únicas. Por ejemplo, ciertos tiburones pueden almacenar aire en el estómago para controlar su flotabilidad, mientras que los tiburones de fondo aprovechan su flotabilidad negativa para descansar inmóviles sobre la arena.

Otra de las curiosidades de los tiburones que pocos conocen es que algunas especies poseen un fenómeno asombroso: son capaces de brillar con luz propia bajo iluminación azul, un efecto conocido como biofluorescencia. Entre ellos destacan el tiburón oleaje (Cephaloscyllium ventriosum) y el tiburón gato de cadena (Scyliorhinus retifer), cuyos patrones de fluorescencia no solo crean un espectáculo visual, sino que podrían servir para comunicarse entre ellos y para camuflarse en su entorno. Este brillo se debe a pigmentos especiales derivados de ciertos compuestos químicos, aunque aún se desconoce exactamente cómo estas especies producen algunos de los precursores químicos involucrados.

Descubre aquí más animales que brillan: "Animales bioluminiscentes".

El olfato de los tiburones es realmente extraordinario. Sus órganos olfativos se encuentran en un conducto corto entre las aberturas nasales, separados y no fusionados como en los peces óseos. Algunas especies pueden detectar concentraciones mínimas, equivalentes a una parte de sangre por cada millón de partes de agua de mar. Los tiburones que habitan aguas profundas o con baja visibilidad suelen tener esta habilidad más desarrollada, mientras que aquellos de arrecifes con buena visibilidad dependen más de la vista.

Los tiburones cuentan con un sentido sorprendente que pocos animales poseen: la electrorrecepción. Gracias a las ampollas de Lorenzini, órganos especializados que pueden encontrarse en cientos o incluso miles de unidades, son capaces de detectar los campos eléctricos que generan todos los seres vivos. Esto les permite localizar presas incluso cuando están escondidas bajo la arena. Además, estas mismas ampollas les permiten percibir los campos eléctricos generados por las corrientes oceánicas al moverse en el campo magnético de la Tierra, lo que les ayuda a orientarse. De hecho, los tiburones son los animales con la mayor sensibilidad eléctrica conocida.

A pesar de su fuerza y resistencia, los tiburones enfrentan hoy una de sus mayores amenazas: los seres humanos. Durante décadas han sido capturados por su carne y, especialmente, por sus aletas, hígados y piel, que se utilizan en sopas y otros productos muy valorados en algunos mercados. La práctica de mutilar sus aletas, conocida como aleteo, consiste en cortarlas y devolver al tiburón al mar, donde muere al no poder nadar. La sobrepesca también ha afectado gravemente a sus poblaciones, con una reducción estimada de hasta un 70 %.

Proteger a los tiburones no solo es importante para la conservación, sino también para mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos. Por ello, desde ExpertoAnimal animamos a reflexionar y no participar en esta práctica tan cruel.

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