Mi gato va mucho al arenero y no hace nada: causas y qué hacer
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"Mi gato va mucho al arenero y no hace nada, ¿por qué?" es una pregunta que pueden hacerse los cuidadores de pequeños felinos cuando observan que sus gatos acuden al arenero, pero no son capaces de orinar o defecar. Este es un signo clínico que no debe pasarse por alto, ya que puede tratarse de un problema de fácil solución o, incluso, de una emergencia veterinaria grave. Los problemas más comunes relacionados con esta conducta suelen ser trastornos urinarios, como la cistitis idiopática felina o la obstrucción uretral, que puede ser muy peligrosa.
Sin embargo, no solo los problemas urinarios pueden hacer que tu gato no haga nada en el arenero, ya que la deshidratación, el estrés, el estreñimiento o ciertas enfermedades neurológicas también pueden estar detrás de este problema. Si quieres conocer las causas por las que tu gato va mucho al arenero pero no consigue orinar o defecar, continúa leyendo este artículo de ExpertoAnimal.
1. Cistitis idiopática felina
La cistitis idiopática felina (CIF), la causa más frecuente del FLUTD en los gatos, consiste en una inflamación —pero no infección— de la vejiga urinaria. Se caracteriza por ser una enfermedad crónica con períodos de remisión y recaídas, que suele originarse en gatos predispuestos expuestos a estímulos estresantes.
Un gato con CIF presenta signos clínicos como micciones inadecuadas, presencia de sangre en la orina, dolor o dificultad para orinar, o micciones pequeñas y frecuentes. Esto puede manifestarse como el hecho de ir con frecuencia al arenero sin hacer nada o hacer muy poca orina, especialmente en los casos obstructivos.
Se trata de una enfermedad más común en gatos jóvenes o de mediana edad, sin distinción entre machos y hembras. Eso sí, los gatos que suelen presentar esta enfermedad acostumbran a ser de interior, con sobrepeso u obesidad, esterilizados y con una dieta basada casi exclusivamente en alimento seco.
Tratamiento
El tratamiento de la cistitis idiopática felina (CIF) incluye distintas medidas orientadas a reducir el estrés, como las siguientes:
- Usar feromonas felinas para crear un ambiente más tranquilo.
- Mantener una buena higiene del arenero y de las instalaciones en general.
- Aplicar estrategias de enriquecimiento ambiental que ayuden a distraer y estimular al gato.
Por otro lado, también se debe fomentar la ingesta de agua mediante el uso de fuentes, alimentos o snacks húmedos, o leche especial para gatos, con el fin de conseguir una orina menos concentrada y reducir así la inflamación de la vejiga del felino afectado.
El control del peso y el aumento de la actividad física del gato también pueden resultar beneficiosos, al igual que el empleo de fármacos para controlar el dolor. Además, los glucosaminoglucanos o los antidepresivos tricíclicos pueden utilizarse por sus propiedades anticolinérgicas, que ayudan a aumentar la capacidad de la vejiga y a relajar la uretra y los uréteres, así como por sus efectos analgésicos y antiinflamatorios.
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2. Enfermedad renal aguda
La enfermedad renal aguda en el gato aparece cuando se produce un daño reciente en el riñón como consecuencia de una causa aguda más o menos clara. Esto provoca que el órgano no funcione correctamente y se altere su capacidad de filtración, lo que ocasiona la acumulación de productos tóxicos en el organismo del felino. Además, se desequilibran la presión arterial, el equilibrio ácido-básico, el volumen plasmático y la osmolaridad de la sangre. Todo ello puede hacer que nuestros gatos presenten anuria, es decir, que no produzcan orina, por lo que es normal observarlos yendo al arenero sin hacer nada.
Algunas de las causas de enfermedad renal aguda en el gato incluyen la sepsis, la glomerulonefritis, el lupus eritematoso sistémico, la coagulación intravascular diseminada, la pielonefritis, la hipercalcemia, la leptospirosis, tratamientos con ciertos fármacos como aminoglucósidos o AINEs, así como intoxicaciones por algunas plantas o por etilenglicol, entre otras.
Tratamiento
Para tratar la enfermedad renal aguda en los gatos se debe restablecer el correcto flujo del riñón y la perfusión sanguínea, así como controlar la acidosis metabólica y corregir los desequilibrios electrolíticos. Para lograrlo, se puede emplear bicarbonato o Ringer lactato para tratar la acidosis metabólica, si está presente, y administrar bicarbonato de sodio o gluconato cálcico en caso de alteraciones en los niveles de potasio.
Si el gato presenta náuseas o vómitos, se pueden utilizar fármacos como metoclopramida, maropitant o cimetidina, y si se niega a comer, se recurrirá a una sonda alimentaria. En los casos en los que la función renal esté gravemente comprometida, será necesaria la diálisis peritoneal o la hemodiálisis para restaurar la filtración.
3. Obstrucción uretral
La causa más evidente de que un gato vaya al arenero y no consiga orinar es la obstrucción uretral, que ocurre cuando algo tapa la uretra e impide el paso de la orina. Esto provoca su acumulación en el organismo del gato y puede tener consecuencias fatales para el felino. La principal causa de obstrucción son los tapones uretrales, seguidos de la urolitiasis o cálculos:
- Tapones uretrales: son acumulaciones de sangre, tejido muerto, mucoproteínas o células inflamatorias mezcladas con material cristalizado, generalmente estruvita. Suelen formarse por inflamación persistente de la uretra o de la vejiga, en ocasiones asociada a la CIF.
- Cálculos: son sedimentos en las vías urinarias que aparecen cuando se supera el umbral de ciertos minerales en la orina, siendo los más frecuentes los de estruvita o de oxalato cálcico.
Las consecuencias de la obstrucción uretral en los gatos incluyen anorexia, depresión, hipotermia, vómitos, deshidratación, hipocalcemia, acidosis metabólica e hiperkalemia. Esta última puede ser mortal, ya que provoca alteraciones graves en el corazón.
Tratamiento
Si tu gato va mucho al arenero pero no hace nada debido a una obstrucción, se debe proceder a desobstruirlo sedándolo y utilizando un catéter urinario. Se empuja suavemente la sustancia obstructiva con solución salina hacia la vejiga, pero sin ejercer demasiada presión para evitar dañar la uretra. Una vez eliminada la obstrucción, se debe enjuagar la vejiga con solución salina hasta que el líquido obtenido sea transparente.
Si la obstrucción se debe a urolitos de estruvita, está indicada una dieta urinaria para disolverlos; en cambio, si se trata de cálculos de oxalato cálcico, la única solución es la extracción mediante cirugía. Además, la hiperkalemia debe tratarse mediante fluidoterapia o gluconato cálcico al 10%, monitorizando siempre al gato con un electrocardiograma.
Fármacos analgésicos y relajantes del músculo liso y estriado, como diazepam o dantroleno, están indicados para relajar la uretra. En algunos casos, será necesario colocar un catéter urinario suturado durante unos días para recolectar la orina, especialmente si hay hematuria, daño uretral o insuficiencia renal.
4. Deshidratación
Otra de las causas que pueden explicar que tu gato vaya al arenero pero no orine es la deshidratación. Esto ocurre cuando la hidratación del felino desciende por debajo de los niveles normales debido a pérdida de agua corporal, como consecuencia de vómitos, diarrea, calor extremo, fiebre o falta de ingesta de agua.
La deshidratación provoca que los riñones retengan la poca agua disponible para preservar la hidratación y los electrolitos, por lo que disminuye la producción de orina. Además, se produce una disminución del volumen sanguíneo, lo que reduce el flujo hacia los riñones y dificulta la filtración adecuada de la sangre, disminuyendo aún más la producción de orina. Si la hipoperfusión persiste, el tejido renal puede sufrir necrosis tubular aguda, causando insuficiencia renal aguda.
Tratamiento
La deshidratación debe tratarse cuanto antes para evitar daño renal irreversible y revertir la anuria de nuestro felino mediante la restauración del volumen sanguíneo circulante y la perfusión renal. Para ello, el gato debe ser ingresado, y la base del tratamiento es la fluidoterapia intravenosa con Ringer lactato o solución salina al 0,9 %.
Además, siempre deben monitorizarse la diuresis y los parámetros sanguíneos, tratar la causa de la deshidratación y, si no hay respuesta renal para revertir la anuria, recurrir a la diálisis peritoneal o hemodiálisis. Esto se considera especialmente si no hay mejora pese a estimular la diuresis con fármacos una vez que el gato ya está hidratado.
5. Estreñimiento o megacolon
Ya hemos comentado las causas por las que un gato va al arenero pero no orina; sin embargo, también puede acercarse al arenero para defecar y no conseguirlo, lo que se conoce como estreñimiento o megacolon.
El estreñimiento puede aparecer bajo condiciones estresantes para el gato o como consecuencia de algún proceso obstructivo o neurológico del colon. Por su parte, el megacolon consiste en una dilatación irreversible y grave del colon, con retención fecal e hipomotilidad, producida generalmente como consecuencia de un estreñimiento crónico no resuelto, y puede ser congénito o idiopático.
Este problema provoca que las heces sean duras y dolorosas de evacuar, generando un estreñimiento grave y otros signos como anorexia, letargo, deshidratación, desequilibrios electrolíticos, masa tubular dura en el abdomen o vómitos, en gatos con irritación del colon y absorción de toxinas.
Tratamiento
El tratamiento se basa en la combinación de terapia dietética y médica mediante el uso de fármacos y productos que facilitan la evacuación de las heces, aunque en los casos más graves será necesaria la cirugía denominada colectomía subtotal, que extirpa entre el 85 y el 95 % del colon y generalmente tiene un pronóstico bueno.
- Terapia dietética. El tratamiento dietético incluye una dieta rica en humedad y el uso de fibras insolubles como el Psyllium, que aumentan el contenido de agua de las heces y la frecuencia de defecación, pero solo en fases tempranas o leves de la enfermedad y siempre con el gato bien hidratado.
- Laxantes. El tratamiento médico incluye laxantes como la lactulosa, a dosis de 0,5 ml/kg cada 8-12 horas, o el bisacodilo (Dulcolaxo 5 mg), a dosis de 5 mg/24 horas por vía oral, que estimulan la secreción de la mucosa y la contractilidad del colon, aunque su uso continuado puede dañar las neuronas del intestino. Por otro lado, los procinéticos como la ranitidina pueden ayudar, una vez corregida la acumulación de heces, a estimular la motilidad del colon.
- Enemas. El uso de enemas está indicado para facilitar la eliminación de heces en casos leves mediante la introducción de líquidos que favorecen su expulsión, como 5 ml de lauril sulfoacetato (Micralax®) o bisacodilo (Dulcolaxo supositorios®). En casos graves, se aplican enemas mediante un tubo de alimentación de 10-12 French, bien lubricado, con agua templada con jabón suave o aceite mineral.
Por último, la extracción manual de las heces se emplea en casos especialmente graves y siempre con el gato anestesiado e hidratado. Este procedimiento consiste, tras la administración de un enema, en manipular las heces a través de la pared abdominal o del recto para facilitar su expulsión. Debido al riesgo de absorción de bacterias y toxinas a la sangre, se requieren antibióticos profilácticos.
Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.
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