Piraña negra

A continuación, te presentamos las principales características de la piraña negra, también conocida como piraña de ojos rojos, una de las especies más representativas dentro de su grupo:

• Tamaño: la piraña negra es la especie de piraña de mayor tamaño conocida. Los ejemplares más grandes alcanzan longitudes de 41,5 a 61 cm, aunque la mayoría mide alrededor de 32 cm.
• Peso: su peso puede llegar hasta 3 kg, lo que la convierte en un pez voluminoso y de aspecto poderoso.
• Forma corporal: posee un cuerpo ancho y comprimido lateralmente, lo que combina fuerza y agilidad para desplazarse en corrientes fluviales.
• Coloración general: su color varía entre gris plateado y negro profundo, dependiendo de la edad y el hábitat. Los juveniles presentan un cuerpo moteado y más claro, mientras que en los adultos el color se intensifica, adquiriendo tonos más oscuros. Sin embargo, las condiciones del agua también influyen en la coloración.
• Color de ojos: el rasgo distintivo de esta especie es que todos los individuos presentan ojos rojos brillantes, una característica que da origen a su otro nombre común.

La piraña negra tiene una amplia distribución en la región tropical de Sudamérica, especialmente en áreas situadas al este de la cordillera de los Andes. Su distribución natural abarca las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco, así como numerosos afluentes y sistemas fluviales del Escudo Guayanés, incluyendo el río Esequibo y otros cursos de agua que desembocan en la costa noreste de Brasil.

Está presente en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, donde ocupa una gran diversidad de hábitats acuáticos. Puede encontrarse tanto en rápidos con corriente intensa como en zonas profundas y tranquilas de los grandes ríos, lo que demuestra su notable adaptabilidad ecológica.

La piraña negra muestra una notable capacidad de adaptación a diferentes tipos de ambientes acuáticos. Aunque puede hallarse en una amplia variedad de hábitats, los adultos prefieren los cauces profundos y de corriente moderada o fuerte, donde realizan la mayor parte de sus actividades de caza. En contraste, los juveniles suelen ocupar zonas más tranquilas, con abundante vegetación sumergida o marginal, que les brinda refugio frente a depredadores y un entorno propicio para alimentarse de pequeños invertebrados.

Su comportamiento no suele ser gregario; a diferencia de otras especies de pirañas más sociables, que se agrupan para la defensa, la piraña negra lleva una vida principalmente solitaria. Solo durante el período reproductivo se observan interacciones más cercanas entre individuos, especialmente cuando los machos defienden el territorio del nido, ubicado entre la vegetación densa o en áreas protegidas del fondo de los ríos que habitan.

El ciclo reproductivo de la piraña negra es similar al de otras especies de piraña y está estrechamente vinculado a los ritmos estacionales de las grandes cuencas donde habita, particularmente durante los períodos de lluvias e inundaciones. Durante estos meses, el aumento del nivel del agua crea zonas de vegetación sumergida y tranquilas que ofrecen condiciones favorables para el desove y el resguardo de las crías.

Cuando inicia la temporada reproductiva, el proceso sigue estos pasos:

1. Los machos seleccionan y defienden pequeñas áreas del fondo, donde preparan un nido en forma de cuenco poco profundo, generalmente entre raíces o plantas acuáticas.
2. Allí atraen a las hembras mediante movimientos circulares y exhibiciones para que ocurra el apareamiento.
3. Una vez que la hembra deposita los huevos, el macho los fertiliza y asume además la protección del nido, manteniendo alejados a intrusos. Esta es una conducta territorial poco común entre peces, pero que garantiza una mayor tasa de supervivencia de las crías en ambientes con alta depredación.

La eclosión ocurre tras pocos días, y las pirañas recién nacidas permanecen cerca del nido hasta que alcanzan suficiente movilidad para desplazarse hacia zonas más seguras, con vegetación densa y alimento disponible. En esta etapa inicial se alimentan principalmente de plancton y pequeños invertebrados.

La piraña negra está incluida en la categoría de "menor preocupación", sin amenazas importantes hasta el momento. Sin embargo, dado que es una especie migratoria en las cuencas que habita, la construcción de represas podría, en el futuro, alterar sus patrones de movimiento, generando riesgos para la especie.

¿Te has quedado con ganas de más? En este otro post resolvemos la duda más repetida: "¿Las pirañas comen personas?".