Hepatitis en gatos: síntomas, contagio y tratamiento

La hepatitis en gatos, o hepatitis felina, consiste en una enfermedad inflamatoria del hígado que puede producirse por diferentes causas, como intoxicaciones, infecciones, uso de algunos fármacos, problemas biliares o enfermedades relacionadas con el sistema inmune. En cualquier caso, una hepatitis afecta la correcta funcionalidad del hígado de nuestros pequeños felinos, un órgano encargado del metabolismo, la digestión y la desintoxicación. Por ello, su alteración repercute en estas funciones, comprometiendo la calidad de vida de nuestros gatos y, si no se trata a tiempo, puede evolucionar a insuficiencia hepática.

Tipos de hepatitis en gatos

Si hablamos de su duración en el tiempo, la hepatitis puede ser de dos tipos:

• Hepatitis aguda: es aquella inflamación que ocurre de manera repentina en días o semanas y que suele estar causada por toxinas, medicamentos o infecciones, con síntomas intensos de inicio súbito y que, si se trata a tiempo, puede ser totalmente reversible.
• Hepatitis crónica: es aquella que persiste durante meses o años, inflamando de manera continua el hígado. Generalmente está causada por inflamación de las vías biliares de tipo linfocítico, una hepatitis inmunomediada o una fibrosis hepática progresiva, y su manejo es a largo plazo, con medicamentos y cambios en la dieta.

La hepatitis en gatos no es contagiosa en sí, pero algunas causas infecciosas, como las víricas —por ejemplo, el virus de la peritonitis infecciosa felina— o parasitaciones como Toxoplasma gondii, sí pueden contagiarse entre gatos. Sin embargo, estas infecciones pueden producir otros tipos de afectaciones orgánicas o sistémicas, afectando o no al hígado.

Por otro lado, el resto de causas de hepatitis, como las tóxicas, las inmunomediadas e incluso las infecciosas que provienen de bacterias intestinales, no son contagiosas porque son inherentes al propio gato. Del mismo modo, la hepatitis en gatos tampoco se contagia a las personas, así que, si tu gato tiene hepatitis, tranquilo: simplemente debe acudir al veterinario y recibir el tratamiento adecuado para manejar la enfermedad.

Las causas de la hepatitis en gatos son diversas, siendo las principales las siguientes:

• Hepatitis bacteriana: se produce cuando llega al hígado bacterias como E. coli, Enterococcus, Clostridium o Bacteroides, que ascienden desde el intestino, por ejemplo en casos de triaditis, o a través de la vesícula biliar, causando una colangiohepatitis bacteriana.
• Hepatitis vírica: causada por virus como el calicivirus felino o el virus de la peritonitis infecciosa felina.
• Hepatitis parasitaria: algunos parásitos pueden invadir el hígado de nuestros pequeños felinos, como Toxoplasma gondii, especialmente en gatos inmunodeprimidos; la duela hepática felina o Platynosomum fastosum, un trematodo que vive en los conductos biliares; o Toxocara cati, un nematodo cuyas larvas pueden migrar al hígado de nuestros gatos.
• Hepatitis tóxica: ciertas sustancias tóxicas, como algunas plantas, metales pesados, productos químicos o medicamentos hepatotóxicos, pueden causar inflamación hepática.
• Hepatitis inmunomediada: ocurre cuando el sistema inmune del pequeño felino ataca las células del hígado o de los conductos biliares, causando una inflamación crónica.
• Lipidosis hepática: acumulación de vacuolas de grasa en las células del hígado, que puede provocar inflamación hepática de forma secundaria.
• Amiloidosis hepática: inflamación que puede producirse como consecuencia del daño causado por el depósito de proteína amiloide en el tejido del hígado.

Los síntomas más frecuentes de la hepatitis en gatos son los siguientes:

• Pérdida de apetito o anorexia: consecuencia del malestar general que produce el mal funcionamiento hepático.
• Vómitos y diarrea: debido a una digestión alterada por el daño hepático.
• Letargo y debilidad.
• Ictericia: coloración amarillenta de la piel, las mucosas y las encías por acumulación de bilirrubina.
• Aumento del tamaño del hígado o hepatomegalia.
• Orina de color oscuro y heces más pálidas: consecuencia de la alteración del metabolismo hepático y de la bilis.
• Halitosis o mal aliento: por la acumulación de toxinas que el hígado inflamado no metaboliza correctamente.

Otros síntomas que también pueden presentarse en la hepatitis felina y que indican una mayor gravedad son ascitis, o acumulación de líquido en la cavidad abdominal; hemorragias, por alteración en la coagulación; y encefalopatía hepática, que produce signos neurológicos como convulsiones o confusión.

Para diagnosticar la hepatitis felina se debe realizar una combinación de exploración física, anamnesis al tutor, análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por imagen.

En la exploración física, se deben buscar signos clínicos que puedan indicar inflamación hepática, como ictericia, vómitos, letargo, anorexia y otros mencionados en el apartado anterior. También es importante preguntar al tutor sobre el comportamiento del gato, los tratamientos que esté recibiendo o la posible exposición a sustancias o plantas tóxicas. En gatos que colaboran durante la exploración, a veces se puede palpar el hígado aumentado de tamaño (hepatomegalia).

Por otro lado, se debe realizar un hemograma y una bioquímica sanguínea, donde podrían observarse aumentos en las enzimas hepáticas (ALT, AST, ALP y GGT) y en la bilirrubina, esta última especialmente en casos de ictericia. También pueden verse alteradas las proteínas hepáticas: la albúmina puede estar reducida en hepatitis crónicas y las globulinas aumentadas en ciertos casos de hepatitis.

El siguiente paso diagnóstico es el uso de técnicas de diagnóstico por imagen, como la ecografía abdominal, que permite detectar el agrandamiento hepático y alteraciones estructurales. La biopsia es la técnica que permite un diagnóstico definitivo y la identificación de depósitos anormales, como en el caso de la amiloidosis o la lipidosis hepática, y puede realizarse mediante cirugía o mediante una punción hepática guiada por ecografía.

No en todos los casos la hepatitis felina se puede curar completamente, ya que depende del tipo, la causa y la gravedad de la enfermedad. Por ejemplo, las hepatitis tóxicas o medicamentosas tienen un mejor pronóstico, pues pueden revertirse, mientras que los casos de hepatitis de origen inmunomediado o las crónicas presentan un pronóstico más reservado y requieren un control de por vida, sin llegar a curarse completamente.

El tratamiento de la hepatitis felina dependerá de la causa y de si es aguda o crónica. Por ejemplo, para tratar las hepatitis infecciosas de origen bacteriano será necesario realizar un cultivo y un antibiograma para poder instaurar el tratamiento antibiótico específico según el caso. En el caso de las hepatitis víricas, se deberá manejar el proceso viral causante, y en las parasitarias, aplicar el tratamiento antiparasitario eficaz según corresponda.

En las hepatitis tóxicas o provocadas por fármacos hepatotóxicos, se debe retirar la sustancia dañina y evitar futuras exposiciones. En las hepatitis inmunomediadas, se emplea terapia inmunosupresora, como la prednisolona, del mismo modo que en la colangitis linfocítica; si la respuesta a la prednisolona no es la esperada, se puede añadir clorambucilo.

En la colangitis neutrofílica, que a veces se asocia a la hepatitis, el tratamiento inicial son antibióticos tras realizar cultivo y antibiograma, añadiéndose corticoides si la respuesta no es adecuada. Además, es importante apoyar al hígado mediante el tratamiento médico, que incluye:

• Protección del hígado con antioxidantes: como S-Adenosil metionina (SAMe) y vitamina E.
• Administración de ácido ursodesoxicólico: por sus propiedades inmunomoduladoras, antifibróticas, antiinflamatorias y estimulantes de la secreción biliar.
• Tratamiento de los síntomas: antieméticos si hay vómitos, fluidoterapia para mantener una buena hidratación, nutrición enteral en gatos con anorexia, estimulantes del apetito, control del dolor y suplementos nutricionales y vitamínicos.

Estas medidas combinadas ayudan a mejorar la función hepática y a mantener la calidad de vida del gato durante el tratamiento.

La duración de la hepatitis en gatos dependerá de su gravedad, de la causa y del tratamiento seguido. Por lo general, las hepatitis agudas tienen una duración menor que las crónicas, las cuales pueden persistir en el tiempo aunque se mantengan bajo tratamiento.

Por ejemplo, en las hepatitis agudas derivadas de intoxicaciones o infecciones, con un tratamiento adecuado y a tiempo, la inflamación del hígado puede resolverse en cuestión de días o semanas. En cambio, en las hepatitis crónicas o inmunomediadas, el daño es progresivo y el objetivo principal es controlar la inflamación, manteniendo la función hepática lo más adecuada posible para preservar la calidad de vida del gato, mediante revisiones periódicas y ajustes del tratamiento.

La prevención de la inflamación hepática en gatos no siempre es sencilla, pero un control veterinario regular, incluyendo analíticas sanguíneas que midan las enzimas hepáticas y las proteínas, es clave para valorar la salud general del gato y emplear las técnicas más precisas para diagnosticar la enfermedad en caso de sospecha.

Por otro lado, tanto para prevenir la hepatitis como otras enfermedades, la alimentación debe ser saludable y equilibrada, diseñada específicamente para gatos, y evitando el sobrepeso o la obesidad. Esto es importante porque, ante situaciones de baja ingesta calórica o anorexia, existe riesgo de lipidosis hepática. Aquí te contamos más: "¿Qué comen los gatos?".

También es fundamental evitar que nuestros pequeños felinos entren en contacto con sustancias tóxicas, plantas peligrosas o cualquier otro producto químico o medicamento que pueda afectar al hígado.

Si el gato tiene pancreatitis o enfermedad inflamatoria intestinal, existe riesgo de que también se produzca hepatitis, causando una triaditis felina. Por ello, los gatos con estas enfermedades deben llevar un control más estricto de su salud hepática.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

Si deseas leer más artículos parecidos a Hepatitis en gatos: síntomas, contagio y tratamiento, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Otros problemas de salud.