¿El pastor belga malinois tiene que llevar bozal?

Hoy en día se pueden encontrar en el mercado muchos tipos diferentes de bozales para perros, pero debes saber que no todos ellos son igualmente recomendables. Por ejemplo, todo aquel bozal que apriete el hocico del perro y le impida abrir la boca, como es el caso de los bozales de nylon con velcro, resultan nocivos para el animal, además de incómodos y poco seguros.

La mejor opción es un bozal tipo cesta elaborado con materiales rígidos y resistentes, como el caucho termoplástico o similares. Los bozales de cesta son más amplios y cuentan con una serie de barras que impiden que el perro muerda, pero que le permiten abrir la boca con normalidad. Esto es imprescindible, pues el perro debe ser capaz de jadear para regular su temperatura mientras lleva el bozal puesto. Igualmente, es importante que pueda beber, coger premios, ladrar y gesticular con naturalidad.

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Aunque el belga malinois no sea una raza recogida dentro del listado de perros potencialmente peligrosos, es muy recomendable que, desde cachorro, se le habitúe al uso puntual del bozal. Independientemente de su carácter, algunas situaciones pueden requerir que el perro lleve un bozal, por ejemplo, cuando viaja en ciertos transportes públicos o para realizar algunos procedimientos veterinarios que pueden resultar invasivos o dolorosos. Igualmente, si el perro es reactivo o presenta comportamientos impredecibles, es una buena idea sacarlo a pasear con bozal mientras se trabajan las pautas de modificación de conducta establecidas por un profesional.

Para que todas estas situaciones no resulten estresantes para el perro, es imprescindible que se haya llevado a cabo un adecuado entrenamiento. A través de este proceso de habituación, el animal va comprendiendo que el bozal no es un elemento nocivo, sino una herramienta puntual que se acompaña siempre de experiencias y estímulos positivos.

Para lograr que tu perro tolere la colocación del bozal, aquí te dejamos algunos pasos a seguir:

1. Preséntale el bozal y, sin colocárselo, permítele que lo olfateé y lo explore. Mientras lo hace, ofrécele premios apetitosos.
2. Tras unos días asociando el bozal a los refuerzos positivos, coloca los premios en el interior del bozal para que sea el perro quien meta voluntariamente el hocico con el objetivo de alcanzar la comida.
3. Una vez haga esto sin problema y sin miedo, sujeta con tu mano el premio e introdúcelo entre las barras frontales del bozal. Cuando el perro meta el hocico para cogerlo, no sueltes inmediatamente el premio, permite que el animal pase unos segundos lamiéndolo con el bozal puesto y luego, dáselo.
4. Cuando el perro esté tranquilo con el hocico dentro del bozal, comienza poco a poco a cerrar las tiras por detrás de sus orejas. Primero, hazlo durante solo unos segundos y, gradualmente, deja que el perro pase cada vez más tiempo con el bozal colocado mientras le ofreces comida.
5. Solo cuando el animal se sienta totalmente cómodo con el bozal en casa, empieza a practicar esto en la calle, durante los paseos.

Es imprescindible que el animal no vea el bozal como una herramienta peligrosa o nociva, por lo que jamás debes usarlo como castigo para regañar al perro por ladrar o gruñir, por ejemplo. Si no consigues que tu peludo se habitúe bien al uso del bozal, te recomendamos contactar con un etólogo canino para que te asesore durante el proceso. Y si tu perro es aun cachorro, aquí encontrarás más consejos de educación: "¿Cómo educar a un cachorro?".

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